Aquella estrella, la que relucía con más fuerza en el firmamento de esa noche oscura, fue la que guió a los tres Reyes de Oriente hasta su destino: un pequeño portal de Belén en el que acababa de nacer el hijo de Dios. Ojalá todos tuviéramos nuestra propia estrella que nos guiara en nuestro camino.
Aquella estrella
domingo, 14 de diciembre de 2008
Publicado por Cristina Solana en 15:31
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