El unicornio que se enamoró...

jueves, 26 de febrero de 2009

Os enseño dos ilustraciones que he hecho para El unicornio que se enamoró de una vaca.

Esta vez esperó a la noche, una noche de luna llena que lo iluminaba todo con su resplandor y que parecía ideal para ver el mundo de la llanura, aunque fuese teñido de azul y blanco, que es como se ven las cosas bajo la luz de la luna.

A través de las hojas vio a un pescador con su caña tratando de lanzar el sedal lo más lejos posible dentro de las aguas del río. Cada vez que lo intentaba el anzuelo se enganchaba en las ramas de los árboles que rodeaban el lugar elegido por el pescador para intentar pescar sus pescados. Y por eso farfullaba, protestaba, decía palabrotas y otras lindezas como: “¡Voto a bríos! ¿Es que no habrá manera de que esos malditos árboles le dejen a uno pescar en paz? ¡Parece que tuvieran vida y se entretuvieran enredando en mi sedal!”


¡Menudo desorden!

sábado, 21 de febrero de 2009

Esta es mi mesa hecha un desastre... Bueno, en realidad podría decir que es un "desorden controlado". Así es como suele quedar la pobre mientras estoy con algún dibujo entre manos. Pero en condiciones normales la tengo muy ordenadita, que conste!

La ilustración que véis en la foto pertenece al cuento "El unicornio que se enamoró de una vaca". Cuando las tenga acabadas os las enseñaré en condiciones.


Antiguos trabajos

domingo, 15 de febrero de 2009

He decidido subir unos cuantos trabajos antiguos. Se trata de dibujos a grafito o con lápices de colores, casi siempre son retratos o, en cualquier caso, figura humana, porque es lo que más me gusta dibujar.

¡Uf! Hace mucho tiempo de este retrato a lápiz... ¡¡¡Puede que diez años!!!

Audrey

Este otro fue un regalo que le hice a mi amiga María. Es ella de pequeñita. Con cara conpungida porque le querían quitar su súper helado...

María


Y esta es Marta.
Marta

Y de repente me dio por hacer un desnudo... (con los calcetines puestos, para que no coja frío la muchacha...)
Zen

Por último, Elena.
Elena

Retomando una historia...

jueves, 12 de febrero de 2009

Hace poco que estoy decidida a retomar la tarea de ilustrar "El unicornio que se enamoró de una vaca". Por fin Carlos ha terminado el cuento y ahora sólo queda por plasmar en imágenes algunos de sus pasajes. Aún estoy haciendo bocetos para saber con qué "Bico" y con qué "Lily" me voy a quedar... El casting está siendo bastante reñido para encontrar a los protagonistas de la historia... Os presento a dos de los candidatos...



El unicornio de nuestra historia se llamaba Argenthipopurum Inamoroproclive, ¡toma ya! Este era su verdadero nombre, pero como es un nombre muy complicado para repetirlo cada vez que nos haga falta, le llamaremos Bico, que es como le conocían sus amigos y sus padres (...).


Bico era blanco, con una larga crin, que es como se llama la melena de los caballos. Una cola larga que hacía ondas al cabalgar. Unos ojos castaños del mismo color de una castaña. Unas patas largas y fuertes que corrían más que el viento. Era un unicornio casi perfecto. Pero sobre todas las cosas bellas que tenía Bico, lo que más destacaba, lo que tenía más bonito era su cuerno. Un cuerno largo, muy largo y como de nácar. El nácar es de lo que están hechas las conchas de algunos animales y las perlas. Como el collar de la abuela o las conchas de cristal de la playa. Así era el cuerno de Bico (…).



Cuando Bico vio a las vacas se quedó estupefacto, tan atontado como cuando veis los dibujos de la tele y no hacéis caso de lo que os decimos. Claro está que las vacas que él vio no eran unas vacas normales y corrientes, de esas blancas con manchas negras, no, las vacas que vio Bico tenían largas melenas pelirrojas cubriendo todo su cuerpo y unos también largos cuernos de color marrón claro. Eran preciosas.